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Vínculos familiares: tres lecturas para repensar los afectos

Vínculos familiares: tres lecturas para repensar los afectos

La hija única

Guadalupe Nettel

Anagrama

La hija única es el retrato de la maternidad a través de la historia de tres mujeres, pero es también nuestra historia, la historia de todas nosotras. Es el relato de tres personas que se enfrentan a esta tarea que parece inherente a nuestra existencia. Alina, una madre que en la etapa final de su embarazo debe lidiar con un diagnóstico devastador: su hija no sobrevivirá al parto, Doris una madre soltera sumida en la depresión, debe sortear los problemas que le trae el comportamiento de su hijo. Y finalmente está Laura, vecina de Doris, quien ha elegido no ser madre y que será la voz narrativa de estas tres historias.

Este es mi segundo libro de Nettel y de nuevo me sorprende su forma tan natural para escribir sobre temáticas tan trascendentales. La hija única podría haber sido un libro durísimo, difícil de sortear y sin embargo, el relato de la autora es tan honesto y tan lleno de simplezas que me atrevo a decir que no es una obra pretenciosa. No busca aleccionar ni sacar un manifiesto en torno a la maternidad. No hay certezas ni sacadas en limpio. A mi parecer, el libro busca exponer cómo todas las mujeres de cierta forma ejercemos la maternidad en algún punto de nuestras vidas. No necesariamente de forma directa, pero incluso aquellas que hemos decidido no parir nos hemos visto envueltas en labores de cuidado, acompañando la maternidad de alguna amiga, supliendo figuras paternas, siendo profesoras, etc. Un libro para reflexionar, no sólo sobre cuál es el lugar que ocupa la maternidad en las mujeres, tanto en lo personal, como en lo colectivo, sino también sobre el amor, el duelo y la forma en que nos vinculamos las mujeres.

Lo último que me gustaría destacar es que creo que el hecho de que sea una de estas tres mujeres quien relate la historia de las demás, mientras construye el relato de su propia historia, es un hermoso guiño a esa sensación de que compartimos las opresiones y la carga social de lo que significa en nuestras vidas la posibilidad de gestar.

La hija única
Gentileza Catalina Pulgar

Un amor cualquiera

Jane Smiley / Traducción de Francisco González López

Sexto Piso / Distribuye Liberalia

Cada familia es un universo en sí misma. Esa compleja malla de interrelaciones tan íntimas es la que nos retrata Jane Smiley en Un amor cualquiera.

Hace veinte años, una traumática separación marcó la vida de los Kinsella para siempre. Después de enterarse de que Rachel le era infiel, su marido decidió vender la casa que compartían y salir del país con los cinco hijos en común bajo el brazo. Madre e hijos pasaron un año sin verse. Tras el regreso de Michael, uno de sus hijos gemelos, Rachel se reúne un fin de semana con tres de los cinco hermanos. En la ocasión saldrán a relucir los traumas de la ruptura, lo que significó en sus infancias y cómo repercutió en su formación hacia la adultez, en cómo llevan los afectos, los vínculos y cómo enfrentan sus propias crisis personales.

Es una novela corta y detallarla más no tiene sentido, pero en lo personal me parece increíble la forma en que narra este derrumbe de la familia perfecta, en tan pocas páginas. Una escritura que construye esta imagen del núcleo que se disuelve y que encuentra formas de subsistir a punta de silencios.

Es de esas historias que te resuena en la cabeza como algo que conoces, pareciera que es la historia del vecino, de la amiga o de la propia familia. Una historia que se completa para todos los involucrados cuando deben enfrentarse a este ejercicio doloroso de memoria.

Un amor cualquiera
Gentileza Catalina Pulgar

Dime una adivinanza

Tillie Olsen /Prólogo de Jane Lazarre

Las afueras Distribuye Big Sur

Esta lectura es novedad de Marzo, es tan recién salida del horno que aún no se encuentra en librerías. Gracias a Big Sur llegó este libro a mis manos, no estaba contemplado en esta columna ni tampoco en mi calendario de lecturas, pero lo tomé y no pude parar de leerlo, pese a que tuve la intención de hacerlo porque en el mejor sentido de la expresión: me hizo bolsa y aún no me recupero.

Dime una adivinanza se compone de cuatro relatos protagonizados por cuatro miembros de una familia. Si tengo que abarcarlo como un todo, diría que es un libro para repensar la existencia, los afectos, el deterioro de los vínculos y la forma en que nuestras acciones repercuten en quienes amamos en lo cotidiano.

Siempre me pasa con los libros de cuentos que los inicio muy suspicaz. Anhelo siempre un buen cierre que me haga sentido con la totalidad del libro. En este caso la autora lo hace perfecto. El primero: Aquí estoy planchando, un relato sobre la relación madre e hija y la precariedad de los recursos que se traduce en una adultez marcada por la lejanía en los afectos a causa de una independencia que desde la infancia es forzada por las circunstancias, y que ahora es parte de su propia naturaleza. El último: Dime una adivinanza, un relato desgarrador donde presenciamos la relación de una pareja de ancianos marcada por el cansancio y la acumulación de años de convivencia y sobrevivencia a la estructura familiar que debieron construir en un entorno hostil. Inician y cierran de forma magistral el libro. Te remece desde la primera hasta la ultima frase. Impresiona la forma en la que asistimos a estos relatos y nos adentramos en la intimidad del núcleo familiar, mientras ahondamos en los problemas inherentes a la humanidad.

Hay un tono de denuncia que es imposible saltarse, cruza todo el texto, la culpa, el racismo, la falta de empatía, la carga mental que llevan las mujeres por dedicarse al cuidado de la familia, la soledad, la vejez, en fin. El libro te atraviesa, imposible no sentirse interpelada. Estoy segura que estará entre lo mejor del año. Próximamente en Qué Leo Trapenses.